Se trata de un demonio, habitualmente femenino, que durante el día tiene una apariencia normal, pero por las noches aparece con un cuello extremadamente largo, pudiendo alargarlo cuanto deseen. También son capaces de alterar sus rostros para asustar a los humanos.
Hace mucho tiempo, los rokurokubis eran humanos, pero fueron transformados en estos seres como castigo por romper algunos de los preceptos del budismo.
Su apariencia humana a la luz del sol es tan efectiva que nadie sospecha de ellos, incluso suelen casarse con humanos. Les gustan nuestras costumbres y disfrutan espiándonos. Sin embargo, les causa gran dolor tener que mantener su auténtica naturaleza oculta, por lo que suelen revelar su aspecto delante de borrachos, locos, ciegos, o personas dormidas, para satisfacer esta necesidad.
Aunque algunos intentan pasar desapercibidos e incluso no conocen su verdadera naturaleza y creen ser humanos normales, otros no tienen inconveniente en asustar y gastar bromas pesadas a la gente. Los hay que, lejos de conformarse con esto, además se beben su sangre y suelen elegir como víctima, irónicamente, a aquellos que han violado los mandamientos de su religión.
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